Las abejas son los insectos más importantes en el intercambio de polen entre las flores. Tanto, que sin ellas se reduce de manera considerable la polinización de las plantas. Y sin polinización no hay comida. Porque este proceso natural permite que se fecunden las flores y den sus frutos y semillas, algo fundamental para continuar con el ciclo vital de los ecosistemas.
Este pequeño insecto es clave en la supervivencia del ser humano, dado que el 75% de los alimentos que consumimos depende de la polinización, según datos del informe de la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas de Greenpeace.
La desaparición de las abejas está creciendo a una velocidad trepidante. El avance de la industrialización, el uso de tóxicos, la pérdida de hábitats o el cambio climático son los motivos principales que están acabando con ellas. Solo en Europa, el 37% de las poblaciones de abejas está en peligro.
Se han prohibido tres insecticidas para evitar la muerte de las abejas
Esta situación ha llevado a la Comisión Europea a prohibir el uso en el exterior de tres insecticidas neonicotidoines (los más vendidos en el mundo) por el peligro que suponen para los polinizadores silvestres y las abejas de la miel. A partir de ahora, estos tres insecticidas solo se podrán utilizar en invernaderos permanentes en los que no se espera que las abejas estén expuestas a estas sustancias, según ha explicado la Comisión Europea.
La norma, que entrará en vigor a finales de año, surge por las conclusiones del informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, que confirma que tales sustancias químicas –cuyo uso es común en cultivos de maíz, girasol o algodón– representan un alto riesgo para las abejas y que las restricciones impuestas por la UE en 2013 no son suficientes para controlar dicho riesgo.
«La salud de las abejas sigue siendo de capital importancia, dado que está relacionada con la biodiversidad, la producción de alimentos y el medio ambiente», ha declarado Vytenis Andriukaitis, comisario europeo para la Salud y Seguridad Alimentaria.
Pero también es importante para la economía global. Se ha calculado que el valor económico de la labor de polinización de las abejas (y otros polinizadores) para la agricultura europea es de unos 22.000 millones de euros y alrededor de 2.400 millones para la agricultura española.
Por otro lado, la Comisión Europea ha lanzado un paquete de medidas para frenar el declive de los polinizadores en la UE. Entre ellas, se incluye un proyecto para detectar la cantidad de pesticidas que hay en el medio natural, un plan de acción para conservar y gestionar los hábitats más amenazados, y la puesta en marcha de una campaña de concienciación para comprometer a los ciudadanos e impulsar su colaboración.