Tras un año en blanco por la pandemia se reactiva la negociación climática global con la celebración de la 26 Cumbre de Cambio Climático (Conferencia de las Partes, COP26) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) organizada por el gobierno del Reino Unido en Glasgow. Se celebra del 31 de octubre al 12 de noviembre, aunque las negociaciones se suelen alargar algún día más.
Durante los primeros días está teniendo lugar su parte más política con la visita a Glasgow de decenas de presidentes y jefes de Estado, mientras que la segunda semana será de negociaciones técnicas y muy concretas entre los países participantes para, finalmente, intensificar las reuniones en los últimos días con la presencia de los ministros de medioambiente y energía o cargos similares con capacidad para decidir.
Desde 2020 se ha avanzado mucho tanto en la preparación previa a la COP26 como en aspectos tanto científicos como técnicos, estos últimos fundamentales para que ahora las negociaciones en Glasgow se puedan desarrollar con fluidez. Los negociadores de la COP26 van a tener sobre la mesa numerosos informes elaborados en los últimos meses que muestran los cambios en el clima de la Tierra, las reducciones de emisiones de cada país o dónde se prevé que esté las emisiones de efecto invernadero en 2030, entre otros asuntos.
En el filo de la navaja
La COP26 ha levantado muchas expectativas porque, por un lado, todo apunta a la necesidad de aumentar más la ambición climática. El objetivo es cumplir con el Acuerdo de París e intentar que la temperatura no aumente por encima de los 2 grados durante este siglo, pero también hacer todo lo posible para que se quede por debajo de 1,5 grados respecto a la era preindustrial. El problema es que la temperatura ya ha subido en torno a 1,1 grados desde entonces. Por otro, todos los indicadores apuntan a que las emisiones van a repuntar en 2021 e incluso seguirán aumentando hasta 2030.
Claves de las negociaciones
La parte más mediática de la COP26 es la declaración política que saldrá de la cumbre marcando determinados objetivos, pero detrás de esto existen numerosos acuerdos técnicos en muy diferentes planos.
- Mitigación y adaptación: ya parece claro que las emisiones mundiales no dejarán de subir por lo menos hasta 2030, aunque hay regiones del mundo que se han marcado objetivos ambiciosos.
- Financiación: desde el Acuerdo de París los países desarrollados se comprometieron a movilizar a partir de 2020 y hasta 2025 un total de 100.000 millones de dólares anuales de financiación internacional en la lucha contra el cambio climático para ayudar a los países más vulnerables. Sin embargo, en 2020 y 2021 no se ha cumplido con este objetivo.
- Artículo 6 del Acuerdo de París, mercados de carbono: fue el tema más conflictivo en la COP25 de Madrid de 2019 y, de hecho, no se alcanzó ningún acuerdo, dejándolo todo pendiente para la COP26. El artículo 6 del Acuerdo de París reconoce el potencial de los mercados internacionales del carbono para lograr reducciones de las emisiones de forma rentable y estimular la inversión del sector privado.
Agenda de Acción Global Climática: implicar a todos los agentes
Apoyándose en los datos científicos, ya sabemos que sumando todas las contribuciones determinadas a nivel nacional (NCD por sus siglas en inglés), los compromisos realizados por otras administraciones publicaciones y las empresas no es suficiente para cumplir con el Acuerdo de París.
La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático es un espacio de negociación entre gobiernos estatales. Y aunque son estos quienes determinan las normas generales sobre mitigación y adaptación (Ley de Cambio Climático en España), la lucha contra el calentamiento global depende también de las empresas, otros niveles de administraciones públicas, el sector financiero y organizaciones del tercer sector.
Por este motivo, se lanzó en 2016 la Agenda de Acción Global Climática, para aglutinar voces y compromisos de todos los sectores implicados y/o afectados por el cambio climático, especialmente en cuanto a planes de reducción de emisiones. En España, por ejemplo, hay en la actualidad 2.420 actores incorporados a esta agenda con 2.905 acciones propuestas. Son 2.169 ciudades, 9 comunidades autónomas, 173 empresas, 51 organizaciones y 17 inversores. Además, la propia Agenda recoge las iniciativas voluntarias de quienes se inscriben y propone acciones voluntarias, en concreto 151 líneas de trabajo a las que las organizaciones se pueden sumar.