El sábado 13 de noviembre, tras largas conversaciones, se aprobó la declaración final de la COP26. Estas declaraciones han de ser aprobadas por los más de 190 países participantes de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático, algo que, sin duda, complica enormemente las resoluciones finales para llegar a ese objetivo de quedarnos por debajo de un aumento de la temperatura de 2º.
Y es que la Unión Europea, por ejemplo, tiene previsto un recorte de emisiones del 55% para 2030 y neutralidad climática en 2050, pero otros países en vías de desarrollo reivindican su “derecho” a tener un crecimiento económico e industrial sin limitaciones a medio plazo en sus emisiones, dado que los causantes históricos del calentamiento global han sido los países desarrollados.
Claves de la declaración final
La sensación generalizada es que se ha perdido un año más, aunque algunos actores implicados consideran que esta declaración de Glasgow sienta las bases para lanzar medidas más potentes entre 2022 y 2030. Pero ¿cuáles han sido las claves de esta declaración?
En cuanto a la mitigación/reducción de emisiones, el documento final reconoce que la suma de los compromisos de recortes de emisiones presentadas hasta el momento por los casi 200 países no son suficientes para dejar el incremento de temperatura por debajo de 2º, y mucho menos por debajo de 1,5º, a lo largo de este siglo. De hecho, los informes científicos indican que habría que reducir un 45% las emisiones en 2030 para quedarnos por debajo de un aumento de la temperatura de 2º. Del mismo modo, la declaración “invita a las Partes (los países) a considerar nuevas medidas para reducir para 2030 las emisiones de gases de efecto invernadero distintos del dióxido de carbono, incluido el metano”.
También se hace una importante referencia a la necesidad de ir abandonando progresivamente tanto el uso del carbón como las subvenciones en todo tipo de combustibles fósiles.
Con respecto a la financiación, la declaración final reconoce que no se está cumpliendo con el apoyo financiero de los países desarrollados a los países en desarrollo para ayudarles en su transición hacia una economía descarbonizada y en la mitigación de sus emisiones. Conviene recordar que el Acuerdo de París proponía ayudas por 100.000 millones de dólares al año, cantidad que no se ha alcanzado. Por tanto, se insta a los países desarrollados a cumplir con este objetivo e incluso a ampliar la financiación a los países en desarrollo para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. Y en cuanto a los fondos para mejorar la adaptación de los países en desarrollo, la declaración pide que estos se dupliquen para 2025 en relación con los comprometidos en 2019.
En cuanto al artículo 6 del Acuerdo de París, que regulará los futuros mercados de carbono, no se ha llegado a una aprobación definitiva y cerrada. Sí se ha avanzado en la aprobación de reglas de funcionamiento y en aspectos muy técnicos para allanar su futura implementación, dejando abierta la puerta a posteriores negociaciones.
Acuerdos, declaraciones y alianzas importantes alcanzados entre países
Durante la COP26 se han producido numerosos compromisos, acuerdos y declaraciones conjuntas entre diversos países. Sin embargo, no son documentos oficiales de la cumbre ni de la CMNUCC ni son vinculantes. Aún así, hay acuerdos esperanzadores sobre el final del uso de carbón, el transporte, la protección de los bosques o el futuro de un sistema alimentario más sostenible
De esta forma, con respecto al uso del carbón, se han firmado varias declaraciones por parte de distintos países y entidades: 23 estados (entre ellos España) que se comprometen a no invertir más en nuevas centrales de carbón y a eliminarlo de su modelo energético; importantes instituciones financieras no seguirán apoyando a la industria del carbón; 28 países (ya son 165 en esta alianza) se suman para eliminar definitivamente el carbón de su mix energético, y 25 países y varias instituciones financieras se han comprometido a no hacer más inversiones en el extranjero relacionadas con el carbón.
En cuanto al metano, la Unión Europea y Estados Unidos han impulsado una alianza para reducir esta década un 30% las emisiones de este gas. A esta alianza se han sumado un centenar de países que, de cumplir el objetivo, permitiría limitar el aumento de las temperaturas en 0,2 grados en 2050.
Además, un centenar de firmantes han lanzado una alianza para que “todas las ventas de camionetas y automóviles nuevos sean cero emisiones a nivel mundial para 2040, y a más tardar en 2035 en los principales mercados”. Y las mujeres también han sido protagonistas con la firma de la Declaración de las mujeres líderes en acción climática que llama a la necesidad de más acción, hechos y solidaridad para responder a los desafíos del cambio climático.
China y Estados Unidos han presentado en el marco de esta cumbre una declaración bilateral en la que se comprometen a trabajar para acelerar durante esta década la lucha contra el cambio climático.
Y con el objetivo de frenar la deforestación, más de 100 países han firmado una declaración sobre los bosques y el uso de la tierra. Los firmantes reconocen que para cumplir con estos objetivos de uso de la tierra, clima, biodiversidad y desarrollo sostenible se requerirán más acciones transformadoras en las áreas interconectadas de producción y consumo sostenibles; desarrollo de infraestructura; comercio; finanzas e inversiones, y apoyo a los pequeños agricultores, los pueblos indígenas y las comunidades locales.
También se ha hecho una llamada a las autoridades subnacionales y locales para que se comprometan a desarrollar políticas de alimentación sostenible y pidan a los gobiernos nacionales que sitúen la alimentación y la agricultura en el centro de la respuesta a la emergencia climática. Para ello se ha firmado la Declaración de Glasgow sobre la Alimentación y el Clima.
Y, para terminar, con la Declaración de Clydebank los estados signatarios se han comprometido a establecer “corredores marítimos verdes” para rebajar las emisiones del transporte de mercancías.